8 de mayo de 2008

TITIRIMUNDI. FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE TÍTERES DE SEGOVIA

El número de espectadores aumenta cada año, hasta los 80.000 de la pasada edición, y esta gozosa realidad obliga a los organizadores de Titirimundi a incrementar la oferta en Segovia sin descender la calidad y a expandir el Festival Internacional de Títeres a Madrid y su comunidad durante las fiestas de San Isidro. La vigésima segunda edición de Titirimundi programa este año en la ciudad del acueducto medio centenar de compañías con un total de 350 representaciones entre los días 8 y 15 de mayo.
Las claves del prestigio creciente y del éxito de público de Titirimundi se encuentran en palabras del director del festival, Julio Michel, en «combinar tradición y vanguardia, y en ofrecer una programación que permite recorrer la historia del teatro de títeres hasta encontrarse con los espectáculos más vanguardistas», donde el público observa las técnicas y corrientes más innovadoras, incorporadas al teatro de títeres y marionetas. Asimismo, la oferta de espectáculos para todas las edades, incluidos los adultos, y los numerosos escenarios al aire libre en la capital segoviana garantizan la afluencia masiva de espectadores.
En el apartado más clásico, se encuentran las actuaciones de los más genuinos representantes del teatro de cachiporra, el italiano Salvatore Gatto con Pulcinella, una historia contada en 60 minutos sobre este personaje de la commedia dell'arte, a través de unos personajes manejados con la técnica de los títeres de guante napolitanos, le guaratelle, que recoge una tradición que se remonta al siglo XV.

Sarcástica comicidad. De Inglaterra, Rod Burnett, uno de los más virtuosos y versátiles artistas de marionetas que maneja numerosas técnicas del títere, trae Punch & Judy, una propuesta también de títeres de guante, que parodia con una comicidad cruel y sarcástica, las contradicciones del hombre y sus flaquezas, induciendo a la sonrisa. Los países del centro de Europa y la República Checa de manera particular, han conservado la tradición ininterrumpida, convertida en sabiduría y arte, del teatro de marionetas. Titirimundi programa tres compañías checas (Vita Marcik, Carromato y Alfa Teatro), una húngara (Mikropódium) y otra rusa (Víctor Antonov). Alfa Teatro cerrará la edición de este año en Segovia con Los tres mosqueteros, recuperados en marionetas de madera para recrear la novela de Alejandro Dumas con la incorporación en el desarrollo de la historia del humor de los cortometrajes de Max Linder de los años 20. El histrionismo de los muñecos, las peripecias de la acción, la innovación del lenguaje mediante sms y la música en directo, con músicos que se incorporan al espectáculo divertirán al público asistente. Entre las propuestas más vanguardistas se encuentran Vampyr de Stuffed Puppet de Holanda, que construye un relato sobre la fidelidad y la deslealtad a través de un padre y una hija que conocerán a otros personajes en un camping. Con este soporte argumental presentan al espectador los oscuros secretos de familia, las humillaciones de los padres sobre los hijos, la rivalidad generacional, etcétera, para plantear situaciones parecidas de temor o miedo, de amor o pérdida de la inocencia, que pueden permanecer ocultas en el subconsciente del espectador. Neville Tranter, el creador de este montaje, maneja unos muñecos de iguales proporciones que él y se incorpora a la acción teatral, relacionándose con el títere, mostrando la capacidad para desdoblarse en actor y manipulador de objetos.

Ceremonia surrealista. Joan Baixas, pintor y marionetista, recupera un espectáculo concebido hace un cuarto de siglo por Joan Miró, titulado Merma nunca muere. Lo reconstruye en el sentido genuino, tal y como lo ideó el artista catalán, que lo pensó para su representación en la calle, aunque en su estreno sólo visitara los grandes teatros. Merma nunca muere se representa con unos actores que se meten dentro de unas grandes cabezas, muy mironianas por su concepción y colorido, con vestidos acorde y calzados con unos grandes zapatones, para protagonizar una ceremonia surrealista. Los diseños se inspiran en los dibujos de Jarry para Ubu rey, dramaturgo por el que Miró sentía una profunda admiración, hasta el punto de manifestar su deseo de morir como el héroe de Jarry, diciendo «merdre».
El espectáculo denuncia las maniobras que se realizan desde el poder, en clara referencia a la dictadura franquista, finiquitada en 1978 cuando Miró en colaboración con el grupo La Claca escribió esta pieza. Censura las consignas que se establecen, la manipulación de la opinión pública, los abusos del poder o el miedo a la libertad. La propuesta no ha perdido actualidad porque, al decir de Baixas, «la tensión en el ámbito político internacional está haciendo aparecer, en el poder democrático, actitudes que parecían propias de la dictadura: la mentira, la limitación de los derechos de las personas, la tergiversación de la información, el popularismo, el fanatismo, la manipulación de la opinión con argumentos morales y otras burradas semejantes». El humor, la belleza plástica, la vistosidad y el pasacalles final entretienen, al tiempo que permiten ver una rareza, felizmente recuperada por Baixas.

El alma de los objetos. El teatro de objetos también tiene cabida en Titirimundi, con una buena selección de espectáculos como A distances de la compañía francesa Les ateliers du spectacle, una propuesta con siete piezas breves, interpretadas por dos actores con un sinfín de dispositivos escénicos visuales y sonoros, que recuerdan en la concepción y desarrollo del montaje a aquellos antiguos titiriteros que visitaban los pueblos para mostrar sus habilidades y entretener a un público sin distinción de edades o cultura. A distances es un espectáculo bello y poético, con capacidad de distraer.
En el apartado de objetos, La Chana presenta Entre diluvios una sucesión de historias recreadas con un cierto sentido paródico sobre textos bíblicos. Los actores Jaime Santos y Áurea Pérez cuentan los relatos a la par que manipulan una serie de objetos muy simples que parecen cobrar vida, incorporándose a la representación como un elemento más. El artista Dominique Kerignard en El circo de las pulgas se transforma en Alfredo Panzani, domador de pulgas. Los insectos no existen pero la capacidad de ilusionar al espectador parece que estos animalitos salten, piquen y chupen la sangre.

Sensaciones de ensueño. Como otro homenaje a los «húngaros» o feriantes de antaño las compañías francesas Des Chiffonnières y Le Quarantième Rugissant presentan El baile de los locos, que se desarrolla en su carromato, reconstruido después del accidente que sufrieron el pasado año, cuando viajaban hacia Titirimundi. En el interior se goza con un espectáculo que narra tres historias basadas en Moby Dick, contadas con títeres y cine de animación, que permite crear sensaciones de ensueño: una sala que aparece y desaparece, un velero que transporta a otros mares, un orient-express lleno de misterios y un teatro a la italiana.
La programación se completa con otros espectáculos de títeres (www.titirimundi.com) y con compañías procedentes de América, Mali (Sogolón) con un espectáculo muy tradicional que muestra una ritualidad ligada a las costumbres de ese país africano, la India (Khairati Bhatt) con títeres hechos con cabezas de madera y brazos de tela rellena, los khatputli, o de Turquía con Cengiz Özek Shadow Theatre, que acercará al público a la tradición del Karagöz, teatro de sombras turco. Para que la variedad no falte, el Dúo Mayalde interpretará canciones del folclore popular en su actuación en la plaza San Martín, acompañados de originales instrumentos: unos de construcción propia como el «berna-beé», otros utilizando cualquier objeto cotidiano, desde cucharas a orinales, pasando por los útiles propios del campo, sin dejar de utilizar escobas, cazuelas, morteros, trillos, horcas, vasos, huesos, etcétera. La extensión de Titirimundi en Madrid contempla un total de 64 actuaciones que se programan en 14 localidades de la Comunidad y en la capital, en lugares singulares como la Plaza de Oriente, el Reina Sofía, la Corrala de Lavapiés, o en espacios cerrados, La Casa Encendida, el Círculo de Bellas Artes, la Sala Pradillo o la Universidad Complutense.

José Gabriel Antuñano
(texto íntegro de ABCD, suplemento cultural de ABC)

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