5 de mayo de 2008

I PREMIO INTERNACIONAL DE TEATRO PARA AUTORES NOVELES "AGUSTÍN GONZÁLEZ"


“Desde este solitario andén, donde me ha descarrilado el corazón hace unos días, te escribo cielo arriba por si puedes leerme. Me pregunto a estas horas:¿Cómo estarán los ánimos del genio? Te imagino estrenando ese nuevo escenario con chaqueta cruzada y corbata de lazo. Te supongo enredado en discusiones nuevas o tronando a los truenos tu tristeza, tu entrañable desazón por tantas cosas. Decirte, que en este Madrid nuestro, el cine fundió a negro el domingo dieciséis hacia las once y el teatro echó telón precipitado, al quedarse sus gentes sin voz y sin palabras. El lunes, de mañana, un frente de cariño barrió de sur a norte las aceras, con intervalos de lágrimas, aplausos y recuerdos por la Puerta del Sol y sus alrededores. Luego fue quedando el vacío rodando por las horas, la amarga sensación de tu mutis sin más inesperado.
Nos han robado charlas frente a cafés y vinos hablando de los hombres y su historia, aprendiendo contigo de flamenco y de toros, descubriendo poemas de poetas malditos. Recuerdo tu doble carraspeo entre una frase y otra, tu gesto ladeado, tu asombro divertido.
Habremos de encontrarnos en un lugar cualquiera donde poder hablar y ser amigos y buscar funciones de teatro del grande, de Pinter, Pirandello, teatro con mayúsculas, que decías tu siempre, tu siempre con mayúsculas actor, con mayúsculas, ahora, para ti, mi abrazo y mi hasta siempre.”
Escribí estas palabras aproximadamente una semana después de que como dijera el gran poeta Miguel Hernández “un empujón brutal” derribase a quién era mi amigo y uno de los mejores actores que han nacido en nuestro país. Fueron pasados unos días, despertando del efecto narcótico y de ensoñación de los golpes por sorpresa, de ese estado en el que parece que todo cuanto sucede a nuestro alrededor forma parte de una ficción sobrevenida, cuando pude empezar a respirar el dolor de la perdida y tratar de expresarlo en la forma en que desde niño me he sentido más cómodo: escribiendo.
Ahora, pasados ya tres años, es cuando he decidido llevar a cabo lo que, desde aquel momento, supe que haría, promover algo que permitiese que en este país, tan proclive a la memoria escasa, el nombre y la figura de Agustín permaneciesen en el recuerdo. Ese es el motivo fundamental de la creación de este certamen, y por ello me pareció lo más apropiado que la sustancia esencial del mismo fuese extraída de las horas de charlas con Agustín y de su preocupación por la búsqueda de autores capaces de escribir teatro de calidad. Espero que esta iniciativa ayude a incorporar nuevos creadores que merezcan alcanzar ese rango que de forma tan personal acuñó mi querido Agustín: “Autores con mayúsculas”

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