7 de enero de 2008

ANGELICA LIDDELL

Siempre que viajo a Madrid intento ver algún espectáculo de teatro que sospecho va a resultar difícil que se programe en Valencia. Generalmente lo que monta el Centro Dramático Nacional -aunque lo paguemos todos- no se mueve de la capital.
Había leído las críticas del último espectáculo programado en el nuevo Teatro Valle Inclán "Perro Muerto en Tintorería: los fuertes" de Angélica Liddell, había visto las fotos, la escenografía,... y me había llamado la atención. ¡¡Lástima, ya no está en cartel!!
Pero la diosa Fortuna quiso que no me quedara con las ganas y hete aquí que le habían programado a la Liddell en la sala pequeña un espectáculo anterior: "El año de Ricardo".
"El año de Ricardo" pertenece a una Trilogía: Actos de Resistencia contra la Muerte, junto con los espectáculos "Y los peces salieron a combatir contra los hombres" y "Y como no se pudrió... Blancanieves". Estos tres títulos acaban de ser publicados juntos por la editorial Artezblai.
En "El año de Ricardo", basada en Ricardo III de W. Shakespeare, A. Liddell aborda la naturaleza ruín, hipócrita y asesina del poder, por más que se revista de pretendida legitimidad democrática, la banalidad del mal.
Quedé fascinado. Luego me he enterado que lo estrenó aquí, en Valencia, en el Teatro de los Manantiales.
Como diría un amigo mío, Un espectáculo necesario.

Os pongo un trocito del texto, ok?

Pido un partido.
Solamente pido un partido.
He pagado vuestros uniformes,
os he prestado mis fábricas,
mis almacenes para vuestros sucios asuntos.
Gracias a mis almacenes no se ha escuchado un sólo disparo,
un solo grito.
No se han enterado de nada.
Sólo sé que he pagado vuestros uniformes,
he puesto pólvora en el culo de mi hermano,
y merezco un partido.
Entonces, ¿qué partido me vais a dar?
Decidme, ¿qué partido me vais a dar?
¿La ideología?
¿Qué mierda es eso de la ideología?
Me da igual la puta ideología.
Yo estoy aquí porque no entiendo de política.
La política se ha quedado impotente frente a la economía.
Frente a la rebelión de las élites.
Ese es el secreto.
Cualquier partido es bueno para mí.
Soy un radical.
Sólo es preciso ser un radical.
Hacer las cosas por amor a la nación y ser un radical.
Me es indiferente el partido.
Cualquier partido es bueno para mí.
Ya sé, ya sé, ya sé.
Ya sé que hace falta una ideología.
Ya sé que hay que matar en nombre de la ideología.
¡Por supuesto que puedo matar en nombre de la ideología!
Al fín y al cabo eso es lo que nos debe diferenciar de la chusma.
Nosotros matamos por ideología.
Y ellos matan por pasión.
A sus mujeres, a sus hermanos, a sus hijos...
La chusma mata por pasión.
De eso se trata.
De hacerles creer que matamos por una cuestión de ideas
y no por una cuestión de pasión.
La situación emocional de las masas.
Hay que cuidar la situación emocional de las masas.
(...)

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